miércoles, 29 de diciembre de 2021

Ricardo Bellveser en una conferencia en Alicante. 5 de abril de 2019.

 

Fallece Ricardo Bellveser, un estudioso de Juan Gil-Albert

 

 

Ricardo Bellveser, en una calle de Nueva York.

Ricardo Bellveser, en una calle de Nueva York.

Obituario | IN MEMÓRIAM

Ricardo Bellveser: la pasión de escribir, la pasión de vivir

Fallece en Valencia a los 73 años el escritor, periodista, crítico y activista cultural Ricardo Bellveser, uno de los grandes de su generación.

29 diciembre, 2021 15:42

Alertan los ornitólogos de que varios tipos de aves están en peligro porque, como consecuencia de la contaminación y la presión humana, los pájaros jóvenes no encuentran adultos de los que aprender su canto, fundamental para encontrar pareja y reproducirse. Así, la voz seminal de Ricardo Bellveser (Valencia, 1948), que acaba de apagarse, vacía el campo de las letras y deja sin referentes a tantos y tantos postulantes a escritores que no tendrán ocasión de conocerle.

Ciertamente queda su obra, extensa y premiada, que va de la poesía al ensayo, del articulismo a la novela, de la crítica literaria a la conferencia; menos conocida de lo que merece por haber elegido nacer y morir para la literatura lejos de Madrid y Barcelona.  

Ha sido Bellveser un autor brillante y a la vez un apóstol, un mensajero del valor de la escritura, por lo que despertó vocaciones y reverdeció algunas que estaban marchitas.

A los veintipocos años publicó sus primeros artículos en el vespertino valenciano Jornada, que en los 70 dirigía José Barberá, padre de la que dos décadas después fue alcaldesa, Rita Barberá. Su padre fue redactor en la emisora La Voz de Levante y fue crítico taurino en Las Provincias. Su tío Juan Bellveser fue corresponsal de la agencia Efe en París durante años.

Pronto lo fichó Las Provincias, diario decano en la región y protagonista indiscutible en la sociedad valenciana durante toda la segunda mitad del siglo XX. Con José Ombuena al frente del periódico fue nombrado redactor jefe de la sección de Política. Allí coincidió con algunos de los mejores periodistas valencianos de los primeros años de la democracia: Francisco Pérez Puche, Benigno Camañas, Fernando Herrero, José Miguel García, Salvador Barber, José Manuel Dasí... Ya con María Consuelo Reyna en la dirección, fue además responsable del diario del fin de semana. 

Sin embargo, siempre combinó el periodismo con la poesía, y cuando le han pedido que se defina lo ha tenido claro: "Poeta". Militó en la estética de los novísimos del brazo de Jaime Siles y Jenaro Talens, un movimiento que capitanearon los Félix de Azúa, Guillermo Carnero o Pere Gimferrer.

Luego fue uno de los fundadores de la poesía de la diferencia junto a otros amigos como Pedro J. de la Peña o Antonio Enrique, en busca de una reacción ética ante una escritura que consideraba acomodada al gusto de los poderes públicos. De su primera etapa destacan Cuerpo a Cuerpo y La estrategia. De la segunda, Julia en julio, El agua del abedul y Las cenizas del nido, Premio Jaime Gil de Biedma. 

Bellveser hacía bueno el verso de Miguel Hernández "valencianos de alegría", porque donde estaba no faltaba la chispa, el apunte inteligente, la cita precisa, el comentario ingenioso, la perspectiva original, el análisis certero y la anécdota hecha categoría, siempre con una sonrisa en los labios. La cultura en sus manos era siempre algo apasionante y divertido, y así lo recuerdan sus estudiantes de Literatura de la Universidad de Valencia y de la Cardenal Herrera-CEU San Pablo; también los alumnos de los ciclos de cultura que dirigía en el Ateneo Mercantil de Valencia.

Estanterías vacías, su último poemario, inspirado en la decisión de donar su biblioteca como gesto de despedida, fue un paseo triunfal

Presumido, bien parecido, seductor, un poco Lord Byron con vaqueros, con un verbo y una pluma arrolladores, mató a tiempo a Narciso para no crearse un personaje. Fue un hombre endiosado, pero a la manera en que lo definiría Unamuno, remontando la palabra a su etimología griega, enthousiasmos (uno que se hace dios), y eso "puede ocurrirle a un poeta, a un creador, pero no a un hombre normal ni a un hombre de término medio". Bellveser contagiaba ese entusiasmo.

Pese a su vasta cultura no fue una persona dogmática. Hasta el final de sus días ha estado dispuesto a escuchar y a ponerse en riesgo de ser convencido, seguramente como fruto de su curiosidad infinita.  

Admirador de los grandes (Wilde, Proust, QuevedoBorges o Cavafis), ayudó a desempolvar a autores como Max Aub o Juan Gil-Albert, y dio a conocer a muchos principiantes o con una obra menor. En todos encontraba una inspiración o una palabra justa que debía ser salvada del olvido. ¡Ah, las palabras!, su perdición. Decía que para él tenían un "efecto neón" que le atraían sin remedio. 

Era admirable su actitud ante el papel en blanco o la pantalla en negro para encontrar una voz propia, distinta. Esa originalidad y su lucha incansable para sacar lo mejor de sí mismo le acompañaron toda la vida. 

No le dio la gana morirse cuando le comunicaron que nueve de cada cien pacientes con su enfermedad fallecían antes de superar el primer año. "¿Por qué no he de estar yo en ese nueve por ciento?". En efecto, superó el año con creces y las mejores expectativas de los médicos, y por ello ha quedado el suyo como un caso de estudio.

Aunque sabía que tenía "los días contados", nunca dimitió de la vida. Pese a su jovial vitalismo, asumió con entereza lo inevitable, un poco a la manera agnóstica y metafísica de su admirado Francisco Brines. Se dio prisa en terminar sus proyectos e incluso imaginó otros nuevos.

Estanterías vacías, su último poemario, inspirado en la decisión de donar su biblioteca como gesto de despedida, fue un paseo triunfal por la gran acogida entre la crítica y el público. Un hermoso testimonio de la "poesía-verdad" que predicó. El postrer poema del libro, titulado Lector desconocido, concluye con un canto a la íntima esperanza del triunfo del arte sobre la muerte: "No es necesario coincidir en el tiempo,/ basta con hacerlo en la emoción/ y el tiempo desaparece al abreviarse./ Yo ya no estaré cuando leas esto,/ mas mi voz pensada, en ti se preserva".

Ricardo Bellveser, que ha sido vicepresidente del Consell Valencià de Cultura, director de la Institución Alfons el Magnànim y miembro de la Academia Valenciana de la Lengua, entre otras múltiples ocupaciones, deja esposa, Julia, dos hijos, Carla y Cayo, cuatro nietos, miles de lectores y un buen puñado de amigos.

.............................................PREMIOS.....................

 ha obtenido numerosos premios, entre ellos el de la crítica Literaria Valenciana al conjunto de su poesía, y su obra, que ha sido traducida, en libro, a más de diez lenguas, el Premio del Colegio de Arquitectos de Valencia y Murcia, el premio periodístico de la Federación Española de Municipios y Provincias, el premio de poesía, el Segundo Premio y el Premio Castilla y León, el premio Vicente Gaos de poesía, el Premio Internacional Jaime Gil de Biedma, el Premio de la Universidad de León, La Alta Distinción de la Generalitat con carácter colectivo y el Premio Nacional al Fomento de la lectura 2011, del Gremio de editores de España. Los escritores y críticos valencianos agrupados en CLAVE, Asociación Valenciana de Escritores y Críticos, le dedicaron en 2012 el número 3 de la revista ‘’Clave Literaria’’, monográfico a su obra, como homenaje colectivo.

Premio Nacional de Poesía Cultura Viva 2017. 

Muere de un cáncer que padecía desde hacía algunos años.  Pero los poetas no mueren.

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Fotos del Congreso Juan Gil-Albert. 2019






sábado, 5 de junio de 2021

Pilar Tébar, nueva directora del Instituto Juan Gil-Albert

 

CULTURA ALICANTE

Pilar Tébar, nueva directora del Instituto Juan Gil-Albert

. La Historiadora de Arte, Pilar Tébar, ha sido nombrada nueva directora del Instituto de cultura Juan Gil Albert.

 
La vicepresidenta de la Diputación de Alicante y diputada de Cultura, Julia Parra, ha anunciado la designación de Pilar Tébar Martínez como directora cultural del Instituto Alicantino Juan-Gil-Albert. La propuesta ha sido elevada por el comité de valoración de candidaturas constituido para la evaluación de las candidaturas presentadas. Será la undécima persona que regenta esta responsabilidad desde que se constituyó la institución en 1953 y la novena desde que lleva el nombre de Juan Gil-Albert.
 
 
El proceso de selección se inició el 12 de febrero del presente año con la publicación de la convocatoria para cubrir el cargo honorífico de director cultural del Instituto Alicantino Juan Gil-Albert. Tras un periodo de diez días hábiles, se presentaron 13 aspirantes.
 
El comité realizó una primera selección de cinco candidatos a finales de marzo entre los cuales se encontraba Pilar Tébar. En la toma de decisión se ha tenido en cuenta el perfil profesional y experiencia en el ámbito de la cultura y la propuesta presentada de manera individualizada sobre coordinación de la programación cultural.
 
Julia Parra ha manifestado su satisfacción por la decisión tomada, que cuenta con el respaldo del presidente de la Diputación, Carlos Mazón. “Culminamos así el procedimiento abierto y doy las gracias al comité evaluador por el gran trabajo realizado”, ha manifestado.
 
 
Julia Parra ha confirmado que en los próximos días se celebrará el primer encuentro con la directora cultural “para empezar a trabajar en la nueva etapa que se inicia con Pilar Tébar, una persona que conoce bien la institución y que, por su preparación y experiencia, estoy segura de que va a hacer un papel excelente al frente del IAC.
Le doy la enhorabuena y agradezco de antemano su interés y la ilusión con la que va a trabajar por la cultura alicantina”. La vicepresidenta ha agradecido también la participación de todos los aspirantes que han presentado sus propuestas.
 
 
 
PILAR TÉBAR MARTÍNEZ
 
Pilar Tébar ha sido subdirectora del departamento de Arte y Comunicación Visual y subdirectora y directora del departamento de Revistas del IAC entre los años 2007 a 2015 y en 1989 recibió una ayuda de investigación de esta institución para desarrollar un trabajo sobre el pintor José Aparicio. Además, a partir de mañana, se podrá ver en el Gil-Albert la exposición comisariada por Tébar con la artista Luisa Pastor.
 
Ejerce como profesora tutora de UNED en el grado de Historia del Arte. Es licenciada en Historia del Arte con 30 años de experiencia profesional en gestión cultural al frente, entre otras, de la Fundación Eduardo Capa de Alicante. Es además presidenta de la Asociación Valenciana de Críticos de Arte. Destaca su participación como comisaria en más de sesenta exposiciones culturales y su labor de investigadora especializada en temas alicantinos del siglo XIX.

viernes, 21 de mayo de 2021

Fallecimiento de Francisco Brines, amigo que fue de Juan Gil-Albert

 

 

        Francisco Brines con Torregrosa en El Salt la casa de Juan Gil-Abert en Alcoy, noviembre 2004

Congreso “JUANGIL-ALBERT: LA MEMORIA Y ELMITOAlicante, Aulade Cultura d la CAM & InstitutoJuanGil-Albert de la Excma.Diputación, 8 a12 de Noviembrede 2004

Fallecimiento de Francisco Brines:

http://poesapalmeriana.blogspot.com/2021/05/fallece-el-poeta-francisco-brines-21-de.html

Artículo sobre Juan Gil-Albert de Ramón Fernández Palmeral en Hoja del lunes.com:

https://www.hojadellunes.com/a-juan-gil-albert-le-retiraron-el-premio-nacional-de-poesia-en-1938-por-no-querer-afiliarse-al-partido-comunista/

Yo estuve en el congreso de oyente en noviembre de 2004, después de la mesa redonda que tuvieron Guillermo Carnero y Francisco Brines, hablé con ellos, y a Brines le prgunté si tenía influencias de Miguel Hernández. Me dijo que no, que no le habia influido, aunque sí lo había leído.  (Ramón Palmeral).

lunes, 15 de marzo de 2021

Vicente Ramos & Manuel Molina: trazos de una amistad, por Ramón Palmeral, en Hoja del lunes.com

 

 

 


Vicente Ramos & Manuel Molina: trazos de una amistad

Ramón Palmeral / Hoja del lunes.com

 

Conocí personalmente al historiador y político Vicente Ramos (1919-2011) a través del pintor Fernando Soria, en la sede la Asociación de Artistas Alicantinos cuando se inauguró su sede en un local de la Avenida Maisonnave el 19 de octubre de 2006.

Supe del poeta  oriolano Manuel Molina (1917-1990), afincado en Alicante, a través de Gaspar Peral Baeza, que gracia a él pude contactar con su viuda Maruja Varó, a la que entrevisté en varias ocasiones, y después en 2017 con sus hijas Marilé y Clemencia en el centenario del nacimiento de Molina.

Mostrada esta necesaria y breve  introducción he de comentar que tanto Manuel Molina como Vicente Ramos fueros amigos y entusiastas seguidores del gran poeta Miguel Hernández, publicaron en cooperación el libro Miguel Hernández en Alicante, Colección Ifach, 1976.  Por su cuenta, e individualmente publicaron otro libros. Ambos amigos tuvieron relación de amistad con Josefina Manresa, viuda del Hernández, cuando residía en Elche, e incluso ayudaron a sus estudios a Manuel Miguel, el segundo hijo de Hernández y Josefina, cuando estudió por una temporada en Valencia con el matrimonio María de Gracia Ifach, seudónimo de Josefina Escolano, y marido Francisco Ribes.

Nuestros dos personajes, cumplieron sus respectivos centenarios, primero Manuel Molina en 2017 y seguidamente Vicente Ramos en 2019 de los que me ocupé de dar  conocer en  la Red con dos sendos blogs. A Molina se le hizo una exposición en la sala Juan Francés en la Sede de la Universidad cuyo comisariado fue el profesor Cecilio Alonso. A Ramos se le hizo un Seminario que el que fui invitado a participar con una la catedrática Consuelo Jiménez de Cisneros en la Sede de la Ciudad Universitaria.

De ambos personajes existen los portales: Vicente Ramos en el centenario de su nacimiento, y Manuel Molina centenario de su nacimiento. En cuyos portales se recoge toda la información biográfica y bibliográfica que se ha podido recoger.  En Hoja del lunes.com  publiqué un artículo en 2019, anunciando los actos del centenario de Vicente Ramos.

El archivo de Vicente Ramos se halla depositado en la Biblioteca Pública Municipal de  Guardamar del Segura al cuidado de Otilia Macía Amorós, del Ayuntamiento de Guardamar en el centro de Estudios e Investigación Vicente Ramos. El legado  Manuel Molina se haya indexado  en el Centro de la Memoria Histórica de la Universidad de Alicante.

 

 

Breve reseña biográfica de Vicente Ramos

Vicente Ramos Pérez nace a las 5.45 horas del 7 de septiembre de 1919 en la calle Ingeniero Mira de Guardamar del Segura -Alicante-, hijo de Vicente Ramos Cánovas, juez de paz y propietario, y Rosario Pérez Aldeguer, hija de propietarios fallecida sobre 1922, cuando Vicente tenía unos dos años. Su hermana Rosario fallece también a los siete años de edad. Su padre viudo contraerá segundas nupcias en 1927 con Joaquina López Gil (profesora en Novelda), quien sería su segunda madre y un gran apoyo. Será en iglesia San Pedro Apóstol de Novelda donde hará la Primera Comunión, por ello decía que era hijo «eucarístico de Novelda». Tendrá una hermana de padre: Pilar Ramos López.

El traslado de su segunda madre a Alicante (1934) le anima a matricularse en el Instituto Joaquín Costa, donde entablará amistad con los que se convertirían en destacados personajes de la sociedad e intelectualidad alicantina. Sus visitas a la Biblioteca Provincial le valdrían para sumergirse en las teorías enunciadas por los grandes pensadores del anarquismo filosófico, y en diciembre de 1936 se afilia a Unión Republicana, aunque aquello era más bien una tertulia literaria, donde conocerá a Manuel Molina. Durante la guerra civil ejercerá como practicante en sanidad. Entre sus visitas a la Biblioteca Municipal, el archivero y editor Eduardo Irles y Garrigós le insta a leer a Gabriel Miró y le regala un ejemplar de “La novela de mi amigo”. Ingresa en el antiguo Ateneo, donde gracias a Manuel Molina conoce a Miguel Hernández el 21 de agosto de 1937.

Tras la guerra civil, junto con Rafael Azuar, Manuel Molina, Reolid y Francisco García Sempere escriben “Testimonios, ilusiones y desilusiones de la guerra”, y publican la primera revista literaria que surge en España tras la contienda, “Arte Joven”, de un solo número. Licenciado en Filosofía y Letras en 1943, se doctoró en la Sección de Filología en la Universidad de Valencia en 1963, con la tesis doctoral El mundo de Gabriel Miró, entre los miembros del Tribunal estaba al catedrático Mariano Baquero Goyanes

En 1941 conoce en el Casino de Alicante a Manolita Moya García, la que será su mujer en 1943, y madre de sus dos hijos Vicente José y Manuela del Rosario (Noly). Ese mismo año comenzará las clases en la Universidad Central de Madrid, licenciándose en Filosofía y Letras en 1943. Junto con Manuel Molina y Rafael Azuar lanza la revista “Intimidad Poética” y la colección de libritos “Leila”. También fue poeta con dos obras premiadas y fundamentales: “Destino de tu ausencia”, 1957 y “Elegías de Guadalest”*, 1958 con inspiración del gran poeta checo Rainer Maria Rilke del que será un admirado lector.  Fue Ramos amigo personal de Oscar Esplá (tenían masías en Benimantell), Camilo José Cela, de Buero Vallejo, de Vicente Aleixandre, Manuel Molina, Josefina Manresa (viuda de Miguel Hernández), o de Juan Guerrero Zamora, primer biógrafo de Hernández.

Para el Seminario de su centenario: Hermenéutica de Elegías de Guadalest y Rilke, de Vicente Ramos, edición no venal de 50 ejemplares numerados y agotados, por Ramón Fernández Palmeral. El lector la puede leer el libro digital en Calameo.

 

 

Breve biografía de Manuel Molina

 Manuel Molina Rodríguez, nació el 28 de octubre de 1917 en la calle Trinidad de Orihuela (Alicante). Cursó estudios primarios y comenzó el Bachillerato en el Instituto de Orihuela, con el profesor Jesús Alda Tesán, quien era colaborador de la revista El Gallo Crisis. En su juventud conoció a los poetas Carlos Fenoll, Miguel Hernández, a los hermanos Ramón y Gabriel Sijé. Participó en reuniones literarias que éstos celebraban en la tahona de la calle Arriba. En 1935 se trasladó con su familia a Alicante y un año más tarde presidirá las Juventudes de Izquierda Republicana de esa ciudad. Tras la rebelión militar de 1936 sirvió como carabinero a la defensa de Madrid. En la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid conoció a Rafael Alberti, María Teresa León, Emilio Prados y Antonio Aparicio. En 1937 visitó a Vicente Aleixandre en su casa de Velintonia de Madrid junto a los milicianos Carlos Fenoll y Jesús Poveda.

Entre los varios libros que Molina le dedicó Miguel Hernández, se encuentra en el libro titulado Amistad con Miguel Hernández, Silbo Alicante 1971, cuya portada es un grabado de Miguel Abab Miró, que según mis anotaciones éste, lo pintó para la edición de El rayo que no cesa de Rafael Alberti, Buenos Aires, 1942. Aunque no figura portada de este libro.

Terminada la guerra, y tras pasar por el campo de concentración de la Plaza de Toros de Valencia, regresó a Alicante, tuvo que hacer el servicio militar forzoso con los nacionales en Burgo. Regresó de nuevo a Alicante, y se casó con Maruja Varó Busquiel el 6 de diciembre de 1943, con la que tuvo dos hijas: Marilé y Clemencia. En Alicante ejerció como capataz de obras, y posteriormente fue secretario de la Biblioteca Gabriel Miró de dicha ciudad, bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros del Sureste. Junto a un grupo de poetas de posguerra como el historial Vicente Ramos y el poeta Rafael Azur revitalizaron la vida literaria de la ciudad creando varias revistas literarias y antologías con Tina Mercader, Ángela Gatell, José Albi, Julián Andúgar o María Beneyto. A este grupo de poetas se le unieron pintores como Gastón Castelló, Miguel Abad Mirón, Melchor Aracil, Pérez Pizarro y el escultor Pepe Carbonell.

He de estar la coordinación que hizo Molina para la Antología de la Poesía Alicantina actual (1940-1972) donde aparecen reseñas y pomas de Carlos Fenoll, Juan Valls Jorda, Trini Mercader, Vicente ramón, Rafael Azuar, Adrián Miró, Jacinto López Gorgé, José Paya Nicolau, Carlos Sahagún Santiago Moreno Grau, Julian Andúgar, José Albi y Ernesto Contras, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 1973

El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert publicó Versos escogidos del poeta Manuel Monina edición de Cecilio Alonso, Alicante 1992.

Actualmente, el legado de Manuel Molina se halla en el Archivo por la Democracia de la Universidad de Alicante, cuyos albaceas son Clemencia Molina Varó (hija) y el profesor Cecilio Alonso. La correspondencia epistolar alcanza 3.800 documentos en su mayor parte literarios, que corresponden a unos 400 remitentes, entre los que se destacan Vicente Aleixandre, Juan Gil Albert, Josefina Manresa (viuda de Miguel Hernández), Gabriel Celaya, Blas de Otero, Antonio Buero Vallejo, Celia Viñas, Leopoldo de Luis, Ángel Caffarena, Santiago Moreno o Carlos Sahagún.

El poemario más destacado de Molina lo publicó en 1950, titulado Hombres a la deriva, bajo la censura franquista, de tuyo texto el autor de este artículo ha escrito el ensayo Hermenéutica de “Hombres a la deriva” de Manuel Molina, publicado en Amazon en 2017, por Ramón Fernández Palmeral. Para este libro, como he comentado me entreviste con su viuda Maruja Varó y sus hijas Marilé y Clemencia –Clemencia en honor de la hija de Gabriel Miró del mismo nombre, puesto que Molina escribió Paisajes y personajes mironianos (1879-1979) para centenario de su nacimiento..

 

Amistad de Manuel Molina y Ramos con Miguel Hernández

El Miguel Hernández que hoy conocemos no hubiera sido posible sin la dirección e informaciones que Manuel Molina aportó de sus recursos a investigadores hernandianos como Juan Guerrero Ruiz, Concha Zardoya, Marie Chevallier, Elvio Romero, Simón Latino, María de Gracia Ifach (Josefina Escolano), Leopoldo de Luis, o aconsejando a Josefina Manresa sobre la multitud de cartas que recibía de peticiones de información.

Se pensaba por algunos hernandianos que Manuel Molina aprovechó la amistad con Miguel Hernández para resurgir a su sombra como poeta, escribiendo el controvertido libro Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, El Guadalhorce, Málaga, 1969. Sin embargo, todo lo que dijo en ese libro era cierto, lo que sucedió es que le surgió un enemigo antiguo vecino como Ramón Pérez Álvarez, secretario de la revista Silbo (1936), que tiró por tierra a Molina y a los hermanos Fenoll, sin saberse por qué razón, tal vez por protagonismo. Además omitió su nombre en algunas cartas que no están en la Obra poética completa del autor de El rayo que no cesa.

La amistad del quinceañero Molina con los hermanos Fenoll, Ramón Sijé y Miguel Molina venía desde las reuniones de la Tahona, porque Molina vivió de joven en calle Barrio Nuevo, contigua a la calle de Arriba, donde estuvo la tahona de los Fenoll, y en la misma calle estaba la residencia del joven Miguel Hernández. Ramón Sijé acudía a la tahona por dos razones, la primera para visitar a su novia que era la bella Josefina Fenoll, hermana de Carlos y de Efrén, y la segunda porque en el alcabor de la tahona (chimenea del horno) le pedían consejos literarios a Ramón Sijé, estudiante de Derecho, tanto Carlos como Miguel, y es muy posible que Molina acudiera de oyente, puesto que esta asistencia la confirmó Carlos Fenoll en la carta en la que le decía que Molina era el benjamín de la tertulia de la tahona. La referencia a la tertulia de la tahona la había contado Molina en la revista Verbo en 1946.

El 2 de octubre de 1932, Molina estuvo presente en la inauguración del busto a Gabriel Miró en Orihuela, el parque que hoy lleva su nombre, como simple asistente, sin participar oficialmente en ningún acto, ni en la revista monográfica El Clamor de la Verdad. Asistió con Carlos Fenoll, que a pesar de que se había iniciado como poeta, tampoco participó en dicha revista ni en el Gallo Crisis, de Sijé.

Manuel Molina y Vicente Ramos conocieron personalmente en Miguel Hernández cuando estuvo al Ateneo de Alicante para una conferencia en plena guerra civil el 21 de agosto de 1937, situado en calle Villavieja, en lo que fue palacio de los marqueses del Boch de Ares.

De esta visita a Alicante saldría el opúsculo Versos en la guerra organizado  y patrocinado por Socorro Rojo, en 1938.

Conclusiones

Dos ilustres personajes de las letras alicantinas de posguerra  deben ser recordados con cierta periodicidad. El historiador Vicente Ramos tiene una importante avenida con su nombre y fue nombrado hijo adoptivo de Alicante y de Guardamar. En cambio Manuel Molina ni una calle, huérfano de otros títulos ni en Orihuela ni en Alciante.

Ramón Fernández Palmeral

 Hoja del lunes.com de Alicante, 15 de marzo de 2021 (con fotos)

La periodista Cristina Martínez de Información, nuevo directora del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

  Cristina Martínez, nueva directora del Instituto Gil-Albert ...